A sus 44 años de edad, Kim Ramsey tiene orgasmos con pasear y sentir el traqueteo del tren. Esta británica sufre de un trastorno de excitación genital persistente, que le causa más de 100 orgasmos diarios y que le impide llevar una vida común y corriente. Y es que lo que para la mayoría de las mujeres es la sensación más agradable del mundo, para Ramsey se convirtió en una pesadilla.
Hoy es incapaz de tener relaciones sexuales, pues la cantidad de orgasmos que tiene al día la dejan exhausta e incapaz de mantener un ritmo normal. Se trata de un problema incurable, causado por un trastorno nervioso provocado por quistes espinales, resultado de una caída por las escaleras. "Otras mujeres se preguntan cómo conseguir un orgasmo, yo, cómo pararlos", le dijo Ramsey al diario The Sun. Las experiencias de este síndrome no están basadas en ningún apetito sexual; de hecho, actúa en contra de este. Kim Ramsey sufrió un accidente casero hace más de 10 años, a causa de este incidente desarrolló una afectación nerviosa e incurable le impide llevar una vida normal ya que cualquier movimiento corriente como pasear, ir en coche, metro o tren, puede provocarle un orgasmo.
Desde aquel accidente la misma sufre un trastorno de excitación genital persistente que le hace alcanzar hasta 100 orgasmos diarios, lo que la deja exhausta y la incapacita a la hora de tener relaciones.
Cosas comunes, como sentarse en una silla o realizar las tareas domésticas, puede llevar a Kim a alcanzar el clímax.
"Desde aquel accidente la misma sufre un trastorno de excitación genital persistente que le hace alcanzar hasta 100 orgasmos diarios, lo que la deja exhausta y la incapacita a la hora de tener relaciones. Cosas comunes, como sentarse en una silla o realizar las tareas domésticas, puede llevar a Kim a alcanzar el clímax"
El detonante, según los médicos, podría haber sido una caída por las escaleras sufrida hace más de una década, que provocó la formación de unos quistes en los nervios espinales.
Los problemas comenzaron en 2008 cuando las relaciones con su pareja se veían claramente afectadas por este trastorno. “Creí que me volvería loca”. “Intentamos hacer de todo para detenerlo. Ponerme en cuclillas, hacer respiraciones profundas, incluso me senté en guisantes congelados pero los orgasmos continuaron durante 36 horas. Por esa época debí tener unos 200 orgasmos. El dolor era insoportable y estaba agotada”, explica Kim.
Ramsey que solo recibió un diagnóstico oficial en Junio en Pennsylvania, viajará a a Londres el próximo mes para consultar a otros expertos. Debido a la vergüenza, la culpa y el miedo al rechazo, no está claro cuántas personas tienen la enfermedad, ya que algunos pacientes pueden sufrirla en silencio.
Información del 'ABC' de España.
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