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El Dios que nunca estuvo. |
Si queremos acercarnos de verdad a los orígenes del cristianismo, debemos profundizar sin miedo, y sin prejuicios en revisar profundamente la figura histórica del supuesto hijo de Dios, Jesucristo.
Actualmente, y a la luz del conocimiento científico, el cristianismo presenta todos los visos de ser una religión que, como tantas otras y como fruto muy concreto de una sociedad y de un momento histórico determinado nació de una poderosa fuerza mítica que unió retazos del judaísmo anterior, de las tradiciones religiosas mesopotámicas, del mitraísmo (una religión nacida en lo que hoy es Irak muy popular en la Roma de aquellos tiempos), del gnosticismo, de los dioses paganos romanos he, incluso, de ritos espirituales que se habían instalado en el Imperio llegados desde Oriente. Según el documento de valor único y el más popular de todos los tiempos “la Santa Biblia” nos relata la figura histórica del niño nacido de una mujer embarazada sin siquiera tener contacto sexual con hombre alguno antes de concebir al declarado como el Rey de reyes, el hijo de Dios, Jesús. Nos relata pasajes de la historia vividas por el hijo de Dios, Jesús de Nazaret, pero solo hasta sus 12 añitos, para después retomar la historia en los últimos momentos de su existencia en la tierra, donde reaparece a los 30 años hasta terminar muerto 3 años más tarde en la cruz, resucitando de entre los muertos luego de tres días de morir por nuestros pecados, subir al cielo y sentarse a la derecha de Dios padre todo poderoso.